Rebeldía Corporativa
En la actualidad buena parte de la innovación —que no tiene necesariamente por qué estar relacionada con un "descubrimiento"— se encuentra en manos de comunidades de hackers, activistas y aficionados: colmenas de individuos de cuyas identidades pocas veces se sabe más que un nom de guerre. Uno de los ejemplos más claros puede apreciarse en el potente colectivo internacional de biohackers, DIY scientists y citizen scientists: profesionales y amateurs de las ciencias puras y aplicadas (desde la botánica y la ingeniería a la genética y la biotecnología) que abogan por sacar esas disciplinas, sus saberes y sus técnicas de sus respectivas "torres de marfil" y bajarlas a tierra, democratizándolas y popularizándolas; y por crear comunidades que, fuera de grandes laboratorios y cátedras pomposas, se propongan el desarrollo y la difusión del conocimiento humano y la solución de problemas urgentes o importantes aplicando sus saberes de forma colaborativa, transparente y abierta.
Estos "nuevos" actores (ya no tan novedosos como pudiera parecer) no dan demasiado valor a la genialidad o a la heroicidad, mucho menos al trabajo individual, los logros académicos, las publicaciones, los títulos... Muy por el contrario: su actividad suele basarse en la inteligencia colectiva, los saberes compartidos y, sobre todo, en el ingenio. Especialmente en el ingenio. Porque los innovadores contemporáneos tienen
más de traviesos y pícaros que de prodigios o titanes olímpicos. Son, sobre todas las cosas, tinkerers.
Hacer con conciencia
Este ejercicio ayuda a que los miembros de mi tribu logren identificar la verdadera razón por la que fueron contratados por Quianon.com - La empresa de análisis de data del comportamiento humano de Cristian Cipriani. Ejercicio de identificación, investigación y reflexión desde la conciencia.
Este sitio web no es para todo el mundo, muchas personas todavía no han podido pasar al siguiente nivel en temas de desarrollo personal y aún trabajan haciendo el trabajo de las máquinas. No es hacer, es ser. Las máquinas hacen las cosas, nosotros los humanos la mística, inclusive si se trata de porno
Uno nunca sabe para quien trabaja, pero tampoco para quien ahorra. Bienvenidos a otro post de Sociedad Central de Cristian Cipriani. Este sitio es una serie de documentos, situaciones, conceptos corporativos mezclados con mística y amor por la sociedad, por el humano, por el respeto y por algo mas grande de lo que imaginamos podemos lograr cuando entramos en altos niveles de reflexión sobre el propósito final de nuestras vidas.
La experiencia me ha mostrado cómo cantidad de herederos despilfarran fortunas ganadas a base del ahorro y del esfuerzo de sus ancestros, pero también como se puede cambiar el mundo invirtiendo en la gente y no en las cosas
Las culturas capaces de ahorrar son sin duda culturas superiores, porque la restricción del instinto nos habla de superioridad en todas sus versiones, mientras que la desmesura nos descubre todos los vicios. La abundancia no es dinero, es el conocimiento de lo que se puede hacer con el dinero.
Por eso nació Sociedad Central, una red de profesionales en múltiples campos que juntos son capaces de cambiar el mundo, o al menos, el de ellos.
Desde mi experiencia les puedo contar que arranqué en el negocio del porno hace 18 años y me dí cuenta que inclusive una industria que está mal vista puede servir como elemento transformador de como vemos la sexualidad.
Aprendí que puedo cambiar el mundo porque llego a millones de personas que buscan una respuesta en la pornografía, bien sea para calmar una adicción, para aprender o para conectar digitalmente con una fantasía o fetiche.